Capítulo 1: Una pelea Interrumpida>>> Por Mae (Iari)

Drizzt miraba en derredor, tratando de entender que era lo que había pasado. Tenía las cimitarras desenvainadas a los costados, manchadas de sangre, porque había estado luchando.

Estaba en un enorme recinto circular, de un material totalmente desconocido para él. Era completamente blanco.

Estaba sólo. Hacía tan sólo unos segundos, había estado en medio de una batalla, rodeado de trolls y orcos, combatiendo contra un enemigo. Había sido una lucha bastante encarnizada y difícil. Cosa extraña, ya que no era común que Drizzt encontrara a un espadachín con tanta destreza como él.

Se había quedado sorprendido cuando, de pronto, con un ruido ensordecedor, la batalla y su oponente se habían desvanecido en el aire; y él de pronto, había apparecido allí.

Una única puerta se abrió a sus espaldas, pero nadie entró. Nadie había abierto esa puerta. Se había abierto sóla.

Cautelosamente, y sin envainar las cimitarras, se acercó a la puerta.

Mientras tanto, en el campo de batalla, un muchacho rubio y apuesto, con ojos de un penetrante color gris, de unos veintitantos años, siguió buscando a su oponente en el aire, donde estaba hace sólo unos segundos, blandiendo las espadas gemelas aquí y allá, tratando de atravesarlo.

Su nombre era Mirkan, y estaba seguro de que su oponente había utilizado algún sucio truco drow para escabullirse del combate.

Cobarde.

Sin embargo, no era lo que el joven esperaría de un espadachín experto con la fama de Drizzt. En el fondo, Mirkan aún esperaba que Drizzt reapareciera de pronto, por la espalda, a los lados, o incluso de frente, con un grito de guerra y continuara con la batalla.

Pero el elfo oscuro no se veía por ningún lado.

Cuando Mirkan estuvo seguro de que el drow no reaparecería, soltó un grito de rabia y lanzó una de las espadas al suelo con tanta fuerza que la mitad de la hoja quedó clavada en la tierra.

Al igual que en el caso de Drizzt, la apariencia de delgadez del chico desmentía su fuerza. Cualquiera que diera por sentado que aquel joven alto y delgado no era muy fuerte, recibiría una cara lección por su error.

Una muy cara lección.

Descargada su furia, Mirkan se inclinó y iberó la espada de un tirón. Luego gritó a los orcos a su alrededor.

-¡Adelante! Avancemos hasta que tengamos a toda ésta gente bajo el poder del maestro!-

La multitud rugió a su alrededor y lo siguieron cargando contra la ciudad, ya en llamas, y contra el resto de los combatientes.

-Con o sin tí, drow.- murmuró el chico.- esta aldea, esta ciudad y todo lo que queda de los reinos olviddos van a ser conquistados por la fuerza del maestro. Y cualquiera que se atreva a ponerse en mi camino está a punto de descubrir lo que es capáz de hacer el verdadero aprendiz de alguien tan poderoso como el maestro. Ya sea humano, elfo, halfing o enano, pronto comprenderá el horror que conlleva la ira de Mirkan!!!!!!!-