Capítulo 15: Ella >>>> Por Mae (Iari)

Mientras tanto, en un campo base del ejército del maestro que se había instalado en los reinos olvidados, Mirkan caminaba abriéndose paso entre los guardias.

-¡¿Donde está?!- le preguntó abruptamente a uno de ellos.
-¿Donde está qué, señor?-
-La prisionera. ¿Donde está?-
-en esa tienda de allí, señor.- respondió el guardia señalando con la mano a una tienda a la orilla del campamento, protegida por algunos guardias más.

Mirkan caminó con paso decidido hacia la tienda, hizo a los guardias apartarse con un gesto de la mano y entró.

Dentro, atada de manos y presa a una silla, estaba una chica.

Mirkan se quedó pasmado unos instantes, mirándola. YA sabía lo que vería desde antes de entrar en la tienda, pero aún así, no pudo evitar tragar saliva al verla.

Era muy bella. Drizzt había acertado al notar su parecido con Iari. Físicamente, eran impresionantemente parecidas.

Ella era Catti-Brie.

LA forma de la cara, las cejas, la nariz, la boca y las orejas eran idénticas a las de Iari. Sin embargo, allí donde Iari tenía lunares, la chica tenía pecas.

Sus ojos eran más grandes que los de Iari, y de un azul marino profundo. Aunque su cabello tenía la misma consistencia que el de Iari, lo llevaba mucho más corto, a la altura del pecho, y era pelirroja.

Mirkan se repuso de inmediato. Sabía que no debía dejar que el ver una mujer hermosa interfiriera en su juicio. Su semblante volvió a tornarse frío, despiadado.

-¡¿Qué le habéis hecho a Drizzt?!-

Fué la primera pregunta de la chica, y desconcertó a Mirkan.

-Esperaba que tú me lo dijeras.-

Le tocó el turno a Catti-Brie de desconcertarse.

Mirkan no sabía que varios orcos habían encontrado el paso y atacaban la base de la resistencia enemiga, pues alguien del otro lado de la brecha ya se había encargado de cerrar el paso, y Mirkan no lo había detectado. Tampoco sabía que, además de los orcos, dos comandantes del ejército del maestro habían cruzado el paso.

Mirkan no notaría las desapariciones de los orcos jamás, pues unos orcos más, unos orcos menos, no afectaban en absoluto al ejército, pero dos comandantes... esos sí que los notaría, y comenzaría a pensar que allí ocurría algo raro.

Pero en aquél momento aún no lo notaba

-¿Qué quieres decir?- preguntó Catti-Brie
-Tu amigo, el elfo oscuro, ha huido.-
-¡¡¿Huido?!!-
-Sí. De un combate conmigo.-

Catti-Brie se echó a reír.

-¿Drizzt? ¿Huir? ¿De un combate? ¿Contigo?- las carcajadas de Catti-Brie aumentaron de intensidad.- Creo que te has equivocado de elfo oscuro, idiota.-

MIrkan se acercó a ella, amenazador, con los ojos chispeantes, y Catti-Brie vio la furia reflejada en ellos, una furia parecida a la que aparecía de vez en cuando en los ojos de Drizzt.

-Te aseguro, princesa Battlehammer, que nos referimos al mismo elfo oscuro. A no ser que conozcas a otro con ojos lila, cimitarras gemelas y un símbolo de Mielikki al cuello.-

Catti-Brie se puso pálida. Sí. No había duda. Aquél era Drizzt

Pero... ¿Huido?