Capítulo 13: Grandes Guerreros >>>> Por Mae (Iari)

Drizzt se encontró de pronto a sí mismo sólo justo en el medio de un grupo de orcos. El elfo oscuro miró a un lado y al otro, mientras los orcos cerraban el cerco. De pronto, un orco se lanzó contra él con un rugido.

Las cimitarras aparecieron en sus manos como por arte de magia. Una de ellas, Centella, refulgiendo como si se incendiara, con un brillo azulado.

Abatió rápidamente al orco con un golpe de centella, clavándosela en el pecho, mientras con la otra cimitarra le cortaba la cabeza al orco que se le había acercado por la espalda.

Otros tres orcos más se lanzaron al ataque. Uno de ellos, armado con una maza de guerra.

Drizzt se agachó para evitar un golpe horizontal de la maza, y luego se puso rápidamente en pie con agilidad y terminó en un movimiento con los orcos desarmados. Luego, cuando el tercer orco levantó la masa para terminar con u golpe vertical, le clavó las cimitarras en los pulmones.

Retiró las armas de un tirón para enfrentarse al resto de los orcos. LA mayoría eran lentos y no eran rivales para el apuesto vigilante, Drizzt Do'Urden.*

Entonces, algo le pasó rozando la oreja. El elfo apenas y había conseguido esquivar el brillante punto rojo, y se volvió a ver al atacante.

Era un orco, que aún sostenía la pistola lasser en las manos, demasiado lento como para lanzar otro disparo inmediato.

-¡¿Pero qué...?!-

Un segundo disparo le interrumpió la pregunta. Drizzt levantó la cimitarra para protegerse del disparo, y algo increíble ocurrió. El disparo, en vez de desviarse, se dividió en dos, que salieron disparados a chocar con la pared.

-¡¿Qué demonios es eso?!-

...

Iari tomó un látigo con la mano izquierda y desenvainó una espada con la derecha. Con un movimiento, el látigo se enredó alrededor de los pies de un orco y lo tumbó de espaldas. Luego, lo remató con la espada.

El látigo se enredó alrededor del segundo orco, y, con un tirón, Iari lo atrajo hacia sí, y lo hizo ensartarse la espada.

Con la mano izquierda, que aún sostenía el látigo, la chica desenvainó un cuchillo y lo arrojó. Éste se clavó justo en el corazón del tercer orco. Luego, descargó un latigazo contra el cuarto orco, manteniéndolo a raya mientras luchaba con el último, que empuñaba una espada corta.

Finalmente, pudo abatir al orco de la espada con una arremetida horizontal que lo partió en dos, y se acercó al último, que trataba de huir.

La chica le enredó el látigo en los pies y lo hizo caer, luego, le enterró la espada en la espalda.

Enfundó la espada y enrolló el látigo de vuelta en su sitio. Ese fue su único error.

-Cinco orcos en menos de tres minutos.- dijo a sus espaldas una voz raspoza que la chica conocía.- Rápido incluso para ti, "Wishya"-

IAri cerró los ojos. Debía de habérselo imaginado.

-Y demasiado bueno para ser verdad, Magneto.-
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*Al muy, muy apuesto vigilante (Iari)