Capítulo 21: Combate con el asesino >>>> Por Mae (Iari)

Drizzt e Iari aparecieron en mitad de un prado. En aquella realidad, eran cerca de las tres de la tarde.

-¿Donde estamos?- preguntó Drizzt
-En la tierra Occidental. Ésta realidad es contigua a la tuya. Espero que se abra un paso pronto. No quiero permanecer demasiado tiempo aquí.-
-¿Porqué?-
-Larga historia. Eh, tenemos suerte. Hay un paso abierto en ésta realidad que va directo a la tuya justo ahora, y está cerca. Vamos.-

Drizzt e Iari se internaron en el paso y salieron a un tupido bosque, pero en ésta ocasión, Drizzt lo reconoció.

-¡Ea! ¿Estamos en...?-
-Los Reinos. A dos días de marcha de Luna Plateada.-
-¿Has estado aquí antes?-
-Por supuesto. Mi hermana no lo sabe, pero había venido antes a buscar Amapola de los Vientos en éste sitio. Pero lo único que conseguí fue perderme. Necesitaba de un guía.-
-Para eso he venido.-

Iari iba a contestar, pero en aquél instante, una sombra se abalanzó sobre ella desde la derecha. Drizzt sacó las cimitarras, pero entonces se percató de que Iari ya estaba luchando.

La chica había desenfundado una espada, que usaba con la izquierda, y una daga, que movía con agilidad en la mano derecha. Drizzt comprendió de inmediato el porqué de haber escogido aquellas armas. Su oponente luchaba con dos armas equivalentes. También blandía una espada en la izquierda y una daga en la derecha.

Una espada mágica que relucía con un leve fulgor verde, y una daga enjoyada.

Artemis Entreri.

Drizzt se adelantó, pretendiendo ayuadar. EL drow ae dijo a si mismo que Iari no tenía idea de con quien se estaba metiendo. Él mismo, que era un espadachín experto, había luchado antes con Entreri y lo había vencido sólo por suerte.

Iari lo vio.

-¡Drizzt, no! ¡Mantente apartado!-

Al escuchar el nombre de Drizzt, Entreri se volvió a verlo un instante sin dejar de luchar. Una sonrisa perversa se dibujó en sus labios.

-¡Lo sabía!- exclamó.- ¡Sabía que no podías estar muerto, elfo!-
-¡No tienes idea de en qué te estás metiendo, Iari!- gritó Drizzt.
-Sí, preciosa.* El drow tiene razón. Ésta batalla está fuera de tus capacidades.-
-Te equivocas. Ninguna batalla está fuera de mis capacidades.-
-¡Iari! ¡Ten cuidado! ¡Él es un asesino!-
-¿Un asesino? Bien. No será el primero ni el último con el que trate.-
-El primero talvez no...- dijo Entreri.- pero no estés tan segura sobre eso de el último, muchacha.-
-Talvez estés en lo cierto. No me gusta tratar con asesinos. No suelen decir su nombre.Odio no saber el nombre de la gente-**
-Pues te complaceré en eso, linda. No creo perder nada con hacerlo. Mi nombre es Entreri, Artemis Entreri.-***
-Ah, así que tú eres el famoso Entreri. Pues bien, Artemis, me han dicho que eres un fabuloso espadachín.-
-Te han dicho bien. Pero no sabes demasiado. Nadie me llama Artemis.-
-Lo sé. Pero me gusta dejar mi marca.-****
-No, no entiendes. Nadie lo hace... porque me temen.-
-Pues yo temo a pocas cosas. Y tú no eres una de ellas.-
-Debería.-
-¿En verdad?-
-Por supuesto. Pero tú no me has dicho tu nombre, guerrera.-
-Iari. Iari Smedina, o Iari Hondaedne. Como prefieras.-*****
-Pues bien, "Iari". Tú también eres una buena espadachina. Lástima que tenga que matarte.-******

Dicho esto, Entreri se lanzó al ataque con un grito de guerra. Drizzt se adelantó esperando intervenir, pero entonces...

Iari respondió al ataque con soltura y sencillez. Paró las estocadas del asesino y mantuvo a raya daga con daga. Luego, lanzó una estocada al fondo, por el costado izquierdo.

Entreri desvió el ataque y contraatacó tan rápido que el movimiento apenas fué visible. Luego, probó tres ataques descendentes en diagonal por la izquierda, la daga al costado de la chica, y de nuevo la espada ésta vez en dirección al muslo.

Iari paro, paro y volvió a parar. Salió al encuentro de la daga y luego paró nuevamente la espada. Finalmente, contraatacó.

La lucha seguía. El ritmo aumenteaba, y tanto Drizzt como Entreri no salían de sua sombro al ver como Iari respondía a los golpes del asesino.

Drizzt se reprendió a sí mismo por haber llegado a pensar que él sería mejor espadachín que Iari. De donde venía, las mejores guerreras eran siempre las mujeres.

En cambio, Entreri se sentía presionado. No podía perder contra una mujer, y menos aún contra ésta en específico, que tanto le recordaba a Catti-Brie.

Iari atrapó la espada del asesino en un molinete muy fuerte. El tirón le quitó al asesino la espada de la mano y la lanzó hacia arriba. Iari se guardó la daga en el cinturón y atrapó la espada en con la mano ahora libre, mientras mantenía la daga del asesino a raya con su espada. Luchando con dos espadas, la chica hizo a Entreri retroceder.

El asesino tropezó con una piedra y cayó hacia atrás. Inmediatamente después, la bota de Iari pisaba su daga, la otra se le clavaba en el abdomen, y dos espadas, la de la chica y la suya propia, amenazaban con cortarle la garganta.
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*Hasta que alguien tiene los ojos abiertos (Iari)
**No les encantan mis indirectas para que me diga su nombre? Aunque yo ya sé quién es, claro(Iari)
***Wow. Eso sonó demasiado parecido a "Mi nombre es Bond. James Bond" (Iari)
****Y cómo me gustaría dejar mi marca en tí, muchachote (Iari)
*****Pal' caso es lo mismo. Y por tí, hasta cámbiame el nombre, si quieres (Iari)
******Jajajajaja. ¿Y tu nieve? (Iari)